sábado, 23 de julio de 2011

Hermanos II

hermanos II Bueno, como muchos sabrán ya hace 5 años yo comencé a tener sexo con mi hermano Edgardo. Después de la primera sesión, él se fue del país durante 4 años. En todo ese tiempo, nos intercambiábamos correos constantemente hablando de toda nuestra vida y de lo que había pasado entre nosotros
Un día, mi padre anunció que Edgardo regresaba al país en dos días y que se quedaría todo un mes. Basta con decir que yo no cabía de la alegría. Había estado soñando con su regreso durante mucho tiempo, así que estaba seguro que teníamos que aprovechar cada segundo juntos.
Dado que en mi casa solo hay dos cuartos, Edgardo tenía que dormir en el mío. La primera vez que estuvo en el país no se estuvo mucho tiempo y dormía en el sofá, pero yo me encargué de convencer a mis padres que no era justo que nuestro invitado pasara todo un mes en nuestra sala. Luego de largas conversaciones, decidieron que yo tenía razón e instalaron una segunda cama en mi cuarto. Digo cama, pero en realidad solo era un colchón en el suelo en donde dormiría yo, mi hermano dormiría en mi cama.
Pasé los próximos dos días sin poder dormir bien, pero finalmente la fecha llegó. Mi hermano llegó y la casa se llenó de mucha alegría, más mi padre, que lo había extrañado mucho. Mientras instalábamos todo en mi cuarto, ya preparándonos para dormir, no me pude aguantar las ganas de preguntarle a mi hermano si lo de su visita pasada se repetiría. Mi hermano me observó un poco sorprendido y me dijo que no estaba seguro, que la vez pasada fue divertida pero que él no quería confundirme con respecto a mi orientación sexual.
Me senté en la cama y lo observé firmemente mientras me quitaba la camisa para dormir (duermo en ropa interior): “Soy gay, Edgardo”, dije con tranquilidad. “Lo soy y lo era mucho antes que cogiéramos juntos”.
Mi hermano me observó y me preguntó si estaba seguro. “100%”, respondí.
El sonrió, “Quítate toda la ropa”, me dijo, mientras comenzó a desvestirse. Apagó la luz y se acostó junto a mí en la cama.
Estábamos los dos desnudos, sobre nuestros costados. El estaba atrás mío, y lentamente pasaba su mano por todo mi cuerpo. Me hacía temblar…. No podía evitarlo. Sentía el calor de su cuerpo en mi espalda. Sentía su miembro comenzar a crecer y rozaba mi cuerpo. Estaba en éxtasis.
- ¿Quieres que te coja?, me susurró en mi oído.
- Si, contesté. Mi voz temblaba al igual que yo.
Su mano siguió bajando por mi cuerpo, hasta llegar a mi hombría. Estaba en el mayor esplendor. La sangre recorría los 19cm de mi verga fuertemente. Haciendo que pulsara toda. La sostuvo en su mano y comenzó a masturbarme lentamente.
Pelaba la cabeza de mi verga lentamente, apretando la cabeza a medida que subía. Rápidamente comencé a mojar. “Es más grande de lo que recordaba’, me dijo al oído. Yo ya no lo escuchaba, solo sentía el calor de su mano sobre mi pene, y sentía su verga presionar mi culo…. Estaba en la gloria.
Mis ojos estaban cerrados, no quería ni moverme por miedo a que aquel placer desapareciera en un instante. Empecé a jadear con cada roce que sentía. No podía evitarlo, simplemente pasaba. Empecé a mover mi culo en círculos para guiar su verga a mi ano, podía sentir como el mojaba también.hermanos II1
- “Dios! Que Rico!”, pensaba. “Que rico siento!”
Mi boca se abría un poco más para dejar salido otro pujido.
- ¿Te gusta?, me pregunto al oído.
- “Tu sabes que si, no pares por favor”, respondí.
Seguía moviendo mi cadera en círculos. Sus manos seguían recorriendo mi cuerpo, haciéndome sentir vivo. De pronto, el calor de su verga había llegado a mi ano. Y el empezaba a entrar. La sensación era placentera. Sus manos me sujetaban el estomago y empezó a apretarme a su cuerpo y su verga seguía entrando. Lo oía gemir detrás de mí.
- ¿Estás bien?, me preguntó al oído.
- Perfectamente, conteste…. No pares, por favor.
Empezó a moverse mas rápido. Sus labios besaban mis oído y mi nuca. Yo solo podía pensar en el placer que sentía. Había esperado 4 años para tenerlo dentro de mí de nuevo, y al fin mi sueño se cumplía. Su mano me masturbaba lentamente.
- Que rico culito tenés, hermanito, me decía al oído. ¿Te gusta esta verga verdad?
Oírlo hablar así me sorprendió por un momento, pero me encantaba oírlo. Me excitaba más y me calentaba la sangre. “Si me encanta”, conteste, “Cógeme mas fuerte”.
Edgardo empezó a moverse mas rápido. Cada vez que entraba no podía evitar dejar salir un pujido de mi boca. “Me encanta como pujas”, me decía. “Me encanta oírte pujar”. Trataba de complacerlo, trataba de pujar más fuerte para que se excitara mas, pero no quería despertar a mis padres. Pero el intento parecía funcionar, Edgardo empezó a cogerme de una forma espectacular. Cada vez más fuerte, cada vez más adentro.
Podía sentir como su verga entraba y salía de mi con facilidad. Me masturbaba fuertemente, pero cuando empecé a sentir aquella sensación conocida. Lo detuve. No quería acabar todavía, no quería que mi leche se desperdiciara de esa forma.
- Sigue, Edgardo, le rogaba, No pares de darme esa verga rica.
Sentía el sudor de su cuerpo en mi espalda. Sentía como sus piernas se entrelazaban con las mías para poder entrar más. Oía su respiración entrecortarse y entonces supe que estaba cerca de venirse. Empecé a colear más fuerte, quería hacerlo gozar, quería que el disfrutara mi culo como yo disfrutaba su verga. Su respiración seguía cortándose y justo cuando comenzó a venirse, dejo ir toda su paloma dentro de mí. Yo solo alcance a cerrar los ojos y morderme los labios para no dejar ir un grito de placer que hubiese despertado a todo el vecindario.
Siguió moviéndose dentro de mi hasta que salió la última gota de su leche, y luego salió su verga de mi cuerpo y se tendió boca arriba con las pierna abiertas, viendo al cielo de la casa.
- Somos amantes, sabias eso?, Me preguntó.
- Si lo sé, le conteste, mientras me reacomodaba en la cama.
- Me gusta cogerte, contesto él. Me masturbe muchas veces pensando en cómo lo hicimos la última vez.
- Pues ahora podemos hacerlo cuando queramos, le dije mientras recostaba mi cabeza en su pecho.
Hubo un momento de silencio. Un momento, en donde los dos reflexionábamos en las cosas que acaban de pasar. Sonreí y le dije. “Chúpamela”.
No perdió el tiempo, me acostó de espaldas y rápidamente tomó mi verga que ya estaba totalmente endurecido de nuevo, y la metió en su boca. El calor de su saliva sobre mi miembro era increíble. Había olvidado lo rico que lo hacía. Comenzó a succionarlo y a chuparlo rápidamente.
Mi cuerpo se arqueaba en la cama. Sus manos recorrían mi pecho y tocaban mis tetillas ligeramente, haciendo pasar electricidad por mi cuerpo. Subí mis piernas en su hombro y empecé a moverme rápidamente, para que mi verga entrara y saliera de su boca con facilidad.
- Que rico chupas hermano, susurraba. Hazlo mas rápido
hermanos II2 Mi hermano seguía mis órdenes. Estuvo varios minutos chupándomelo, lamiendo mis testículos, que estaban inflamados por tanta leche que tenían guardados, pasando su lengua por el orificio de la punta de mi verga, haciéndome retorcer de tanto placer.
- Sigue así, Edgar, pedía, Sigue así.
Muy pronto, empecé a sentir aquella sensación conocida. Trataba de aguantarme, trataba de retrasar ese momento lo más que podía, pero el placer era incontenible. Mi manos buscaban frenéticamente una almohada porque sabía que haría mucho ruido al correrme.
- Me vengo, Edar…. Pujaba y gemía, Me vengo.
Mi hermano solo alcanzo al ponerme una almohada en la boca justo cuando empecé a venirme. Fueron tres tiros de leche, que ha de haberlo golpeado la garganta fuertemente y dos pequeños. Siguió chupándome la verga hasta que la dejó limpia y no dejó caer ni una pisca de leche en la cama.
Luego de eso, los dos nos acostamos a la par del otro. Mi hermano se quedo durante un mes esta vez, y cogimos todas las noches que estuvo allí. Cada vez más fuerte y audaz que la vez anterior…. Pero esos son otros relatos.

jueves, 14 de julio de 2011

Orgia de Pajas

7528_24 En mi sexualidad, la masturbación siempre tuvo y tiene un lugar muy importante. Deseaba compartir con ustedes una inolvidable situación que viví a mis 19 años.
Teniendo yo 19 calientes años, me encontraba en una de esas épocas en que no se da ninguna posibilidad de tener sexo, por lo tanto, muy excitado.
Mi padre necesitaba realizar en la casa algunos trabajos de pintura y para eso contrató a un pintor que cumpliera el cometido. El día señalado, concurrió el pintor contratado y dos ayudantes. El jefe del equipo tenía unos 35 años, moreno, corpulento, musculoso y bien parecido. Sus ayudantes eran de mi edad aproximadamente, entre 19 y 21 años, pelilargos, delgados pero con sus cuerpos muy marcados.
Estuvieron diez días en la casa desarrollando sus trabajos y durante ese tiempo llegamos a tener mucha confianza, conversábamos mucho y mantuvimos una simpática relación entre todos, más con los pintores de mi misma edad con los que hasta podría decir que -por afinidad- nos hicimos casi amigos.
Invariablemente, se hablaba de mujeres y de sexo, como suele suceder en un grupo de machos. Sin embargo, mi sexualidad tan elástica me llevaba a sentirme atraído por sus cuerpos y su virilidad, todo aumentado por la simpatía y la confianza que había empezado a unirnos. En esos días, muchas veces nos contamos nuestras aventuras sexuales, yo -por mi parte- exagerándolas un poco.
A lo largo de esos días, noté que los muchachos se ponían cada vez más atrevidos y calientes en sus comentarios. En una ocasión, el jefe -que así voy a llamar al mayor y principal del grupo- me preguntó -delante de los otros chicos- si me pajeaba mucho, y le contesté que sí, que cuando no hacía algo con alguien lo hacía y lo disfrutaba mucho, incluso entre amigos. Dejé picando ese balón en su área...
El día de la entrega del trabajo, toda mi familia debió ausentarse y mi padre me encargó que reciba y pague a los pintores lo que restaba por su servicio. Así lo hice, estando los tres pintores en casa, y como despedida los invité a tomar unas cervezas. Aceptaron con gusto.
Era verano, hacía mucho calor y nos quedamos los cuatro con el torso desnudo. Mientras bebíamos la cerveza, seguimos hablando de nuestras cosas y yo -muy a propósito- volví a sacar el tema del sexo y las masturbaciones, hasta que noté que los tres se habían puesto "cachondos". El Jefe me preguntó si hacía muchas veces las pajas en grupo y le contesté que cuando podíamos y teníamos la casa sola, con algunos de mis amigos nos reuníamos para eso.7528_26
Para aumentar la calentura del clima, les propuse ver un video porno que tenía bien guardado en mi cuarto. Allí fuimos y lo vimos: dos tíos le daban y le daban a una tremenda perra. El ambiente se puso muy caliente.
El jefe -al que le brillaban los ojos igual que a sus colaboradores- me dijo: "Te animas a hacer entre nosotros lo mismo que con tus amigos??", mientras los otros dos chicos asentían. Alcanzado mi objetivo, les dije que si. Les conté que con mis amigos, para más excitación y disfrutarlo mejor, nos poníamos completamente en bolas.
En seguida el Jefe empezó a desnudarse y, imitándolo, todos hicimos lo mismo. Quedé impresionado con el cuerpo espectacular del jefe, robusto, bien musculoso, con brazos y piernas fuertes, los pectorales bien marcados, sin un pelo en el cuerpo -salvo en las axilas y en el bosque de pendejos-. Tenía la verga y las bolas más grandes que había visto, ya con una importante erección. A los otros chicos también los vi atractivos, con sus cuerpos delgados y marcados, sus bultos bien desarrollados y sus pijas duras. Me pidieron que repita el video.
Me dio la impresión que los tres estaban acostumbrados a hacerlo juntos, porque el Jefe empezó a frotarse el bulto y batirse la pija, mientras que los otros dos chicos lo rodearon, muy cerca de su cuerpo, y empezaban a pajearse suavemente. Él les hizo una indicación con un gesto, y comenzó a marcar sus músculos, mientras que los dos chicos -respondiendo a su gesto- con una mano se la batían y con la otra recorrían el cuerpo de su jefe.
Con un movimiento de su cabeza, el jefe me pidió que me acerque y haga lo mismo. Yo la tenía muy dura, y me la estaba batiendo. Me uní a ellos, y también pasé mi mano por el cuerpo de él y, por momentos, de los otros dos chicos, que también me frotaban.
Pegamos nuestros cuerpos mientras nos acariciábamos con una mano y nos pajeábamos con la otra. Cuando estaba así, sentí el calor y el olor de los cuerpos de esos machos, sobre todo el olor de sus sexos que ya habían empezado a soltar líquido preseminal. El jefe ordenó que vayamos despacio, para no irnos tan pronto y seguir disfrutando.
En un momento, el Jefe comenzó a pasar la enorme cabeza de su tremenda verga por las bolas de cada uno de nosotros, mojándonos con su líquido preseminal abundante, también nos pidió que hagamos lo mismo con él y entre nosotros. Me enloqueció de placer sentir que esas cabezas de pija mojaban mis huevos y hacérselo a ellos, todo entre gemidos. A renglón seguido, el jefe tomó la verga de uno de los chicos, la unió con la suya -una sobre otra- y con su mano grande las pajeó al mismo tiempo; así lo hizo con cada uno y nos pidió que lo repitiéramos entre nosotros.
Uno de los chicos se descontroló y chupó con desesperación las axilas y las tetillas del jefe, luego se agachó y mamó sus bolas y su verga, aunque él lo apartó para que no lo haga llegar.
Yo creía enloquecer de placer por esa paja tan llena de gestos nuevos. El jefe y los chicos se abrían de piernas y, arqueándolas un poco, se pajeaban bombeando con sus caderas como si estuvieran cojiendo.
7528_33 Ya en el clímax, el jefe me ordenó que me acueste en el suelo, boca arriba. Lo hice, ellos se arrodillaron a mi alrededor completando un círculo de machos pajeándose cada vez más fuerte, mientras yo también lo hacía enloquecido, viendo a ese grupo de machos calientes y sudorosos dándose a sus pijas, sacudiendo sus huevos, marcando el pecho y los músculos.
En un momento, el Jefe los miró a los otros dos y les dijo: "Ahora !!", y los tres eyacularon bestialmente sobre mi pecho, mi panza y mi bulto, interminables chorros de leche caliente y espesa. Mi mano, la que sostenía mi paja, quedó chorreando leche y en ese instante acabé yo como un animal, llenándome también de guasca todo mi cuerpo.
Quedé jadeando en el suelo, cubierto de semen caliente y oloroso desde el cuello hasta el comienzo de las piernas. Nunca había visto a un macho acabar tanta cantidad de leche como a esos toros, pese a que yo mismo era y soy de acabar abundante.
Me limpié como pude con una toalla, me puse mi shorcito y -luego de vestirse ellos- acompañé a mis visitantes hasta la salida.
Cuando al final se fueron, no quise ducharme para poder seguir sintiendo un rato más en mi cuerpo el olor de la guasca de esos machos.
Me quedé tan excitado por esta experiencia que ese día, hasta que volvieron mis padres, me hice dos pajas más oliendo la toalla que había quedado mojada de semen.

jueves, 7 de julio de 2011

EN EL BAÑO CON DARIO

dario3 Un día de esos en que no tenía nada que hacer, o sea que no tenía ganas de estudiar salí a dar una vuelta por la ciudad a ver que encontraba... la suerte o el destino pusieron en mi camino a Darío, un amigo de mi hermano.

Después de intercambiar saludos e informaciones sobre mi familia, me dijo que estaba apurado porque tenía un partido de básquet en el club e iba para su casa a bañarse y a buscar su ropa deportiva.

Me invitó a verlo jugar, cosa que acepté porque no quería estudiar y a lo mejor en los vestuarios del club podría conseguir a alguien que calmase mis instintos juveniles.
Entramos a un lindo chalet de la zona de Playa Honda, la empleada no estaba porque había ido a visitar a su familia.

Darío me hizo pasar al living y me dijo que mirase televisión mientras él se bañaba y que luego de vestirse iríamos hacia el club.

Pude ver su cuerpo atlético muy transpirado por el trote que había estado haciendo en la rambla donde lo encontré, ya que al encaminarse hacia la planta alta se fue quitando la camisa en el trayecto y pude disfrutar de su pecho extremadamente peludo que ocultaba unos pechos realmente deseables y unos brazos muy torneados.

No pude verle nada más porque el pantalón vaquero cubría la parte inferior de su cuerpo que de por sí se le marcaban unas nalgas muy redonditas y empinadas y ni que decir del bulto que se le marcaba delante!!

Nunca me había dado cuenta de lo bien dotado que estaba este amigo de mi hermano, no soy ciego para no notar esa "herramienta" tan apetitosa, lo que sucedía era que a Darío lo había visto en pocas ocasiones y siempre de joggins o ropas holgadas.

Le dije que no se preocupase por mí, que lo esperaría viendo la TV mientras el se bañaba.
A los pocos minutos de desaparecer por las escaleras, mientras me excitaba recordando su "paquete" tan prominente mi morbo y calentura pudieron más y no pude esperar, seguí su mismo camino escaleras arriba.

Nunca había estado en esa casa, pero al llegar a la planta alta pude sentir el ruido del agua, el cual guió mis pasos hasta el lugar que era el baño.

La puerta estaba entreabierta la crucé y me puse a espiar muy sigilosamente para que Darío no notase mi presencia allí.

Mis ganas de ver en vivo y en directo el bulto que marcaban sus jeans, pudieron más y me puse a mirar por ese baño a ver si podía saciar mi vista con alguna panorámica del objeto de mi deseo.

Por el espejo pude ver que a través de una pequeña abertura de la cortina de la ducha se divisaba parte de su cuerpo cubierto por la espuma del jabón que sus manos iban desparramando por sobre ese pecho peludo y muy musculoso.

Él estaba con los ojos cerrados por eso no se dio cuenta de mi presencia en ese lugar y de la forma en que lo observaba.

Me excitó en grado sumo ver esos vellos del pecho totalmente empapados y cubiertos de esa espuma que se iba diluyendo hacia abajo. La consecuencia fue una erección instantánea y tremenda que hizo que mi polla chocase con mis ropas al querer levantarse de su letargo.

Sus manos iban cada vez más hacia abajo arrastrando la espuma, cuando llegó a masajearse la zona que rodeaba su ombligo igualmente peludo, no soporté más y me bajé el cierre liberando mi falo para poder acariciarlo con comodidad mientras contemplaba ese espectáculo.

Con cara de placer Darío acariciaba sus vellos púbicos al mismo tiempo que mi mano iba y venía a lo largo de mi polla haciéndome gozar sin saberlo con su forma de bañarse.

Lo máximo fue cuando levantó su verga con una mano y con la otra tomó el jabón y lo comenzó a pasar sobre sus bolas peludas y de buen tamaño hasta que lo empezó a pasar entre sus piernas y lo frotó en su culo.

Al ver eso gemí de una forma muy fuerte delatando mi presencia en ese lugar.

El amigo de mi hermano abrió los ojos y el placer que se estaba dando desapareció instantáneamente.dario5

-Qué haces aquí?!.

Por supuesto que él me vio de polla dura, pajeándome sobre el inodoro y al correr la cortina pude verle una verga muy larga y muy erecta la cual trataba de ocultar inútilmente con su mano.

-Nada! Vine a orinar y se me paró tanto que no puedo hacer lo que vine a hacer al baño.
De su polla chorreaba espuma y agua y creo que algo de pre semen porque su cabeza estaba muy violácea como que estaba por expulsar algo más de su interior.

-Espera un poco, que terminó de bañarme y después veré como puedo ayudarte para que puedas orinar.

Esa fue su excusa, porque él se dio cuenta de que yo estaba excitado y no me puso en evidencia de que me había excitado su desnudez.

Seguí mirando como corría el prepucio y dejaba al aire un glande cada vez más húmedo, lo lavó detenidamente en el reborde que forma este con el prepucio, luego lo soltó para que el forro lo cubriese con comodidad.

-Que te pasa! Nunca viste lavar una polla?

-Siiii...! Pero la tienes tan parada....

-Y tu no se te levanta cuando te bañas?

Estaba acostumbrado a bañarse en público porque lo hacía siempre con sus compañeros del club, pero a mí me pareció que ese día se estaba exhibiendo y disfrutando de mi cara de asombro y placer al ver su herramienta que cada vez crecía más entre sus manos.

Mis ojos siguieron fijos en ella hasta que Darío salió de la ducha chorreando agua y jabón y se acercó a mí diciéndome:

-Puedes tocarla es real.

dario4 Me sentí como un niño cuando le dan un juguete que ansía, estiré mi mano y toqué ese pedazo de carne caliente, chorreante.. Sin decir palabra, sin soltarla me agaché y comencé a chupar mi nuevo juguete antes el desconcierto de Darío que ni se esperaba lo que estaba sucediéndole a su polla.

-Pará, puto!!!!

Intentó sacarla de mi boca pero mis dientes la mordieron sin dejarla salir, forcejeó un poco quejándose de que lo iba a lastimar e insultándome pero no tuvo éxito.

No tuvo otra opción que aceptar lo que mi boca ansiosa y desesperada quería hacerle a su verga.

-Pará, loco... sí quieres chupármela hazlo bien, desnúdate por lo menos...

Ni corto ni perezoso solté su polla y me quite toda la ropa quedandome en bolas como él, con mi polla apuntando hacia adelante.

-Y con esa polla sois tan puto.!!!!

-No soy puto, es.. que hoy estoy caliente...

Me arrastró bajo la ducha y allí continué mi mamada mientras él me enjabonaba la cabeza con champú y seguía pasándole jabón a toda la carne tanto mía como suya que tenía al alcance de sus manos.

Me detuve cuando sentí los espasmos de su polla sobre mi lengua y me di cuenta de que la eyaculación se estaba por producir.

-Hazme lo que quieras, estoy muy caliente no aguanto más....

-Seguí chupándola!!..Estaba por acabar en tu boca y la sacaste, puto de mierda..!!!

Me di vuelta y me puse de espaldas a él, dándose cuenta que yo no me iba a conformar con una simple mamada.

Se agachó, me separó las nalgas con sus manos y luego me las hizo sostener a mí para que no se cerrasen mientras él ubicaba su cabeza entre ellas y cada vez fue acercando más y más su lengua a mi hoyo hasta que lo encontró y se puso a lamer a toda velocidad abriendo el camino que luego iba a transitar con su polla que estaba chorreando pre semen en abundancia.
Con su lengua jugueteando en mi culo me excitó al máximo y casi me corrí sin siquiera tocármela pero en un descanso de sus lamidas pude decirle.

-Métemela ya!! No aguanto más...!!

Se paró detrás de mí, inclinó mi cuerpo hacia adelante obligándome a empinar el culo lo más posible, enjabonó sus dedos y de a uno me los fue metiendo hasta que cuatro de ellos fueron a parar dentro de mi recto distendiéndolo bastante como para lo que vendría a continuación.

Hizo un alto en la metida de dedos enjabonó nuevamente su polla, apoyó el glande en mi entrada y de un solo envión la metió casi toda.

Di un grito de dolor, porque hacía más de tres meses que nadie me follaba, en ese tiempo la metí muchas veces pero nadie me había excitado lo suficiente como para que le diese mi culito para sus necesidades.

-De que te quejas, puto. Si estás acostumbrado a que te rompan el culo!!!

Quise explicarle que hacía mucho que no me la metían pero no me dejó hablar porque nuevamente empujó y metió el resto de su polla que aun sobresalía de mi culo.

Fue delicioso y doloroso sentir esa polla larga totalmente enterrada dentro de mí, la sentía dura latiendo allí en mis profundidades por unos segundos que me parecieron horas porque Darío muy ufano la dejó descansar allí sin siquiera moverla y menos intentó sacarla un poco para darme alivio.dario6

-Eso querías? Sentir mi polla toda en tu culo, ahora la tendrás un buen rato!! Disfrútala!!

Solté mis nalgas y estas volvieron a su lugar aprisionando a mi visitante que al sentir las contracciones de mi esfínter comenzó a meter y sacar cada vez más velozmente hasta que sus huevos chocaron con los míos.

Sus manos apretaban mi cuello, porque él se había sujetado de allí para hacer los movimientos de mete y saca, mientras que las mías a toda velocidad jugaron con mi polla hasta que la hicieron derramar una buena porción de leche que desapareció por el resumidero de la ducha de Darío.

Con cada expulsión de leche mi esfínter se contraía y esas contracciones hicieron que el ser que me estaba dando placer lo notase en su polla y esta aceleró sus movimientos hasta que él me dijo:

-Me estoy por ir... Dónde quieres la leche?

-Quieroooo chupártela otra vez?...!!!

Obedeciendo mi pedido muy rápidamente me la sacó antes de que explotase dentro de mí.

Al retirarla sentí un vacío tremendo, pero por poco tiempo porque sus dedos fueron a ocupar ese espacio tan dilatado que me había dejado al sacármela.

La metió en mi boca y casi sin darme tiempo a acomodarla para poder chuparla mejor empezó a largar una interminable sucesión de hilitos de semen calentito que fueron resbalando hasta que pasaron mi garganta y no los sentí más.

Lo disfrutamos bastante a pesar de que él negaba que lo hubiese hecho con otro hombre quedó satisfecho y elogiándome por la forma en que lo había hecho gozar con mi culo y con mi garganta.

Nos vestimos apresuradamente porque se le había hecho tarde para su partido de básquet y nos fuimos al club, para ver la derrota que tuvo su equipo.

Nos quedó muy claro a Darío y a mí que la causa de la derrota fue que quedo muy agotado con la excitación que sufrió en el baño de su casa, pero sus compañeros quedaron muy molestos por el poco rendimiento del Capitán del equipo.

Darío no podía contarles lo sucedido en su baño, pero inventó que había estado con una mujer...

Creí que no me hablaría nunca más después de que su equipo se vengó de él por la derrota pero a los pocos días me llamó para repetirlo y hacerlo mejor.

Pero eso lo relataré en otra oportunidad, como fue que Darío me invitó para volverlo a hacer pero no en su baño sino en la comodidad de su habitación.

jueves, 9 de junio de 2011

Hermanos

03 Nunca creí que contaría lo que pasó entre Edgardo y yo, pero descubrí esta página hace unas semanas y decidí que era hora que liberara mi ser de esta anécdota.
Mi nombre es Jairo, y actualmente tengo 26 años y vivo en El Salvador. Resulta que hace 5 años, mi padre (quien fue muy activo sexualmente en su juventud), anunció que llegaría a la casa mi hermano Edgardo que vive en Colombia para visitarnos durante unas semanas. Dado que yo no conocía a este hermano, mis sentimientos fueron mixtos. Había una especie de nerviosismo y emoción al saber que conocería a un miembro más de la familia.
Edgardo llegó un sábado al mediodía. Aún recuerdo la imagen que tengo de él cuando entró a la sala de nuestra casa. A sus treinta años guardaba un muy buen físico, muy fornido del pecho, delgado y bajito. Con un pelo ondulado negro y una personalidad completamente encantadora. Todo sentimiento de nerviosismo desapareció, pues era evidente que era una buena persona.
Bueno, el asunto es que un día, mis padres se fueron a trabajar y yo quedé a solas con Edgardo. Desde la noche anterior habíamos hecho planes que saldríamos al centro de la ciudad para que él conociera los alrededores con mi papá, pero mi padre regresaría hasta el mediodía así que pasamos a solas toda la mañana.
Como a las ocho de la mañana me dijo que se daría una ducha y entró al baño, dejando la puerta abierta. No sé que me sucedió, pero a mis 21 años me entró una curiosidad enorme que no pude controlar. Pasé por el baño la primera vez, y noté que la cortina de la regadera estaba entreabierta y alcancé a ver su trasero. Era firme como una piedra, levantadito y con poco vello en cada nalga.
Llegué a mi cuarto, y mi corazón me palpitaba. Sentía que se me saldría del pecho, no sabía lo que pasaba…. ¿quería ver a mi hermano desnudo? Me sorprendí a mí mismo contestando esa pregunta con un gran: Sí, quiero.
Sin pensarlo más, me quité la ropa y coloqué una toalla alrededor de mi cintura. Mi verga de 15 cm. estaba dura, y tuve que acomodarla para que no se me notara nada. Pasé por el baño una segunda vez y esta vez logré ver la verga de mi hermano. Estaba parada y a diferencia de la mía estaba circuncidada.
- ¿Qué haces?, preguntó Edgardo.
- Alisto mi ropa para cuando salgamos luego – contesté. -Una vez salgas del baño me bañaré yo.
- ¿Por qué no te bañas conmigo? - me dijo él.
La pregunta me agarró desprevenido. No supe qué contestar, allí estaba mi hermano, con el agua cayendo en su cuerpo (¡Dios! ¡Que cuerpo!) Invitándome a ducharme con él.
- ¿Tienes miedo? - me dijo tirando un poco de agua en mi pecho.
Luego de un segundo más, sonreí y dije, “no, para nada”, y me quité la toalla y entré en la ducha con él.
Lo observé detenidamente mientras el agua caía en mi cabeza. Me di el gusto de observarlo por completo. Ese pecho formado con pezones parados, daban a entender que hacía mucho ejercicio. Seguí bajando mi mirada y observaba su abdomen, liso y duro. Y luego su verga, era grande y gruesa. Con una cabeza extraordinariamente grande.
Nunca había visto otro pene que no fuera el mío, y me sorprendió lo mucho que me gustaba verla.
- Tienes un buen pedazo de carne allí - me dijo Edgardo señalando mi pene, que a estas alturas está goteando líquido preseminal. - Apuesto que haces muy feliz a tus novias con ella.
Me sonrojé un poco y contesté: “No creo que sea más grande que la tuya”, no pude creer que acababa de decir eso.
- Bueno, veamos quien tiene la razón.
Y diciendo eso, agarró mi verga (haciéndome temblar un poco) y la puso a la par de la de él (Qué rico se sintió eso, pensé). “Estamos iguales”, dijo él luego de medirla, “pero a ti te falta crecer mucho así que tendrás una gran paloma”.
Me reí un poco y comencé a enjabonarme. De pronto siento que él me enjabonaba también. Nadie me había tocado antes, me puse muy nervioso.
Mientras pasaba su mano por mi cuerpo, yo pensaba tantas cosas, pero lo que más pensaba era: “¡Dios! Que no se detenga”. Su mano siguió recorriendo mi cuerpo hasta llegar a mi verga y comenzó a masturbarme lentamente. Sentía como su pene topaba con mi culo y puedo decir que me gustaba esa sensación.01
- ¿Ya te han hecho sexo oral? – preguntó él.
- No - respondí yo casi jadeando.
- Es lo más delicioso que te puedan hacer.
Me empujó un poco para que el agua cayera directamente sobre mi cuerpo y me quitó todo el jabón, luego se mojó él todo, apagó la regadera y me dijo: “ven conmigo”.
Salimos del baño. El agua aun bajaba por nuestros cuerpos dejando el rastro hacia donde nos dirigíamos. Entramos a mi cuarto y me dijo: “Acuéstate en la cama”. Yo obedecí.
Se subió a la cama también y empezó a mamar mi verga. Mi boca se abrió para liberar un pequeño grito justo cuando sentí el calor de su boca. Apretaba los ojos fuertemente mientras él lamía todo el tronco de mi verga. Mi respiración se hacía cada vez más fuerte y él no se detenía.
“Edgardo, qué rico”, era lo único que podía decir.
Se detuvo un momento y empezó a chuparme lo huevos. Eso me volvió loco, lo oía gemir un poco cada vez que se metía uno a la boca. Moví mi cabeza al lado y noté que su verga había quedado justo en mi rostro…. al verlo allí, noté que una gota transparente salía de su cabeza y sin pensarlo dos veces me la metí a la boca. Tenía un sabor salado, a una mezcla de sal con jabón de cuerpo…. Me fascinaba.
- Veo que te gusta, lo oí decir.
No contesté, solo quería complacerlo, quería complacerlo como él me había complacido a mí. Allí estábamos los dos en ese 69, disfrutándonos mutuamente cuando de pronto sentí que su mano pasaba por mi trasero. Me acariciaba el trasero.
Dejé de mamarlo y miré lo que hacía. “Date la vuelta”, me dijo.
Una vez más obedecí sin pensarlo. Empezó a lamerme toda la espalda, mandando electricidad por todo mi cuerpo. Una vez en mi trasero, apartó mis nalgas dejando al descubierto mi ano virgen. Bajó su cabeza y empezó a pasar su lengua por mi orificio, una y otra vez. Recuerdo haber buscado una almohada para ahogar mis pujidos y gemidos pero no encontré nada….
- Te quiero coger - me dijo.
- Hazlo - le dije - por favor.
- Te va a doler mucho.
- Hazlo, solo hazlo - supliqué.
Me dijo que me pusiera en cuarto a la orilla de la cama. Y él, parado, colocó su pene en la entrada de mi culo. “Iré despacio”, me dijo, “si quieres que me detenga solo dilo”.
Terminada esa oración, comenzó a empujar. Como al tercer empujón su cabeza entró por completo. Mi boca dejó ir un grito leve. Edgardo se asustó un poco, y me preguntó: “¿Estás bien?”.
No pude contestar inmediatamente, luego de un momento le dije que sí. Y continuó entrando. Al principio me dolía mucho, pero no quería que parara, luego de un rato ya no sentía dolor, solo lo sentía a él, entrando y saliendo.
Una de sus manos había bajado a mi verga y me masturbaba cada vez que entraba en mí. “Qué rico estás”, me decía. “Está bien apretadito tu culo”. Yo solo gemía de placer.
De pronto, empecé a sentir una sensación en la base de mi verga. Era una sensación conocida para mí. “Estoy cerca”, le dije. “No pares”.
Al nomás que le dije eso, fue como que le hubiera dado una orden. Mi hermano empezó a metérmela más fuerte. Más duro. Había un sistema ya establecido, yo me movía también para sentirla más.
La sensación se hacía más fuerte.
Mi hermano gemía cada vez fuerte. A la par de la cama había un espejo que me dejaba ver su torso y rostro. Tenía los ojos cerrados y su respiración era pesada.04
La sensación era más fuerte….. “Me voy a venir”, dije entre gemidos.
No hacía caso, lo veía por el espejo. El sudor bajando por su rostro y llegando a su pecho que se movía fuertemente.
La sensación se hizo demasiado fuerte para mí y solamente deje ir un grito que tuvo que haber llegado a la casa del vecino. Bajé mi mirada en ese instante para ver como el semen salía de mi verga, salieron como dos disparos fuertes y luego dos pequeños.
Mi hermano seguía cogiéndome. “Mové el culo, por favor”, me decía. “Ya casi me vengo”.
Seguí moviéndome y lo observaba por el espejo. “¿Así?”, le preguntaba.
Solo asintió la cabeza. Me estaba metiendo toda esa verga y luego de un momento comenzó a venirse. Me la metió hasta el tope y cayó sobre mi cuerpo. Luego se movió hacia el lado y yo quedé boca abajo en la cama. Me dolía mi trasero. El cuarto olía a sexo, si es que existe tal olor.
Había un silencio sepulcral, solo los respiros fuertes tanto de él y los míos.
Me levanté y fui a bañarme de nuevo.
¿Qué acaba de pasar? Acababa de coger con mi hermano y me había encantado.
Una vez el baño terminó, salí a la sala con la toalla en mi cintura y mi hermano estaba sentado en el sofá, vestido viendo televisión. Me vio, apago la TV y tuvimos una conversación en donde quedó claro que iba a ser un secreto entre él y yo, me preguntó si me había gustado y no pude mentir. Él solo sonrió.
Mi hermano se fue del país tres días después. Años después regresó para visitarnos, pero esa es otra historia.

jueves, 2 de junio de 2011

Un único y gran amor: la sauna(1)

saunas-gay-barcelona Me llamo Fel, y esta es mi historia verdadera. Tan verdadera como que es mi vida misma. Es la historia del hombre al que amé totalmente, con la máxima entrega, como pareja estable durante tres años... Ahora estoy con otro chico, con el que seguro, terminaré casándome (gracias a San Zapatero), pero por las noches, a veces, me descubro despertándome totalmente erecto, habiendo soñado con él, con ese hombre guapísimo y bueno al que tanto amé. Siempre pensé que las saunas, son lugares de encuentros sexuales impersonales y rápidos, donde todo el mundo va a lo que va: ver un video, que se la chupen un poco y follar y/o ser follado, según los gustos del consumidor. Pero todo cambió para mí aquel día, que fui a Sauna Paraíso, en el centro de Madrid. Esa hermosa sauna, amplia y cómoda, repleta de turistas, con su gran piscina de agua caliente, y esos puentes y pasillos que todo el mundo atraviesa para observar y ser observado... Yo soy de Cantabria (España), rubio, de ojos verdes, de cuerpo menudo (delgado aunque culoncito), y algo bajito (1.67). Soy muy guapito de cara, dicen que cuando sonrió deslumbro y lo cierto es que, soy muy alegre, tengo un cuerpo suave, y según él, mi ex-gran amor, también tengo “cara de ángel”. Entonces yo rondaba los 27, y él tenía 33. Han pasado 5 años desde entonces. Mi problema es que, como soy versátil, prefiero hacerlo con chicos bajitos, que me permitan complementar nuestros cuerpos con posturas y caricias comunes, acoplándonos los dos perfectamente el uno al otro, al penetrar y ser penetrados. Pero pocas veces consigo un guapito que esté “a la altura” de mis exigencias estéticas. Llevaba varias horas en Paraíso, sin comerme un rosco, caminando de arriba para abajo, pero nada, no pillaba nada, hasta que de repente, le ví a lo lejos, como se alejaba en dirección de las taquillas, y le reconocí. Era él, el chico guapísimo que en el Holiday Gym empezaba su rutina colgándose de una barra de gimnasta. Siempre me había impresionado eso de él... Se suspendía en la barra como un ángel, y no se bajaba en media hora larga. Comenzaba haciendo espalda con los brazos muy abiertos, después bíceps, y después dos ejercicios distintos de abdominales, allí subido tan pancho y portentoso él. De cada ejercicio, hacía 3 series de 12 repeticiones cada una, y lo hacía todo como una especie de súper serie de calentamiento, todo seguido, sin parar, antes de empezar a cargar sus pesadísimas pesas... Nunca había logrado hablar con él, porque yo tenía que regresar al trabajo por la tarde y él al parecer, se quedaba en el gym horas de horas... Así de cachas estaba, tan musculado y bello, con ese color de pelo castaño rojizo, y esas pequitas de pelirrojo que decoraban su cuerpo, cubierto de unos pocos vellitos rubios, que chispeaban sus brazos y piernas. Era mi hombre ideal, machote, recio, guapo a rabiar, pero dulce y delicado, y de un 1.73 de estatura. George, es irlandés, pero llevaba media vida en España... Pronto nos pusimos de nick, Fel y Geo (se pronuncia “Yio”). Y aún hoy, cuando pienso en él, digo Geo (“Yio”) y un temblor me recorre el cuerpo... Aquella primera vez, él se iba, se estaba yendo ya. Caminaba hacia la salida, lejos, muy lejos de mí... Le miré intensamente y con pena, pensando que ya le había perdido, y entonces ocurrió el milagro. Como si telepáticamente me hubiera sentido, Geo torció para verme, y a lo lejos me miró, y me sonrió, con una sonrisa cómplice, llena de pícaro cariño... Se dio la vuelta y cambió su recorrido, en dirección a los reservados con espejo que hay pasados la cafetería. Yo le seguí como una flecha, y logré alcanzarle sin necesidad de correr, porque estaba claro, él se estaba dejando seguir. Me puse nerviosísimo cuando se apoyó en el dintel de la puerta de un reservado y cruzó sus manos sobre su polla, mostrándome ese chorreón de músculos en pecho y brazos, como un triángulo/tenaza de macho amenazante. Me hacía sentir un poco ridículo, yo tan chato, con mi cuerpo tan smooth (plano y delicado), y absurdamente, me acomplejé y pasé de largo... Yo para entonces tenía otro problema añadido... Era solo activo y ver a Geo allí, tan guapo y varonil, me hacía sentir un poco ridículo... Era lógico que fuera él quien tenía que follarme... Su cuerpo era superior al mío, yo tenía que hacer de sumiso receptor de su lechada... Lo sentía así, y hasta lo deseaba, pero me daba miedo que destrozara mi virginal culito...Brussels-Macho Entonces arrepentido, di media vuelta y volví a pasar por la puerta, y ¡él ya no estaba!. Miré al interior del reservado, y estaba dentro, como agazapado, ladeado sobre la pared de la puerta, sonriéndome de nuevo, como esperándome... No lo pensé más, y entré... Geo cerró la puerta, echó el pestillo y me abrazó fuerte contra su pecho. Me dio un abrazo hermoso, sujetándome la nuca y el culito, firme y varonilmente, como nunca me habían abrazado. Nunca sentí nada igual, era como si me hubieran abrazado por primera vez. Y entonces, nos miramos a los ojos, nos acariciamos brazos y pecho, sonreímos juntos, y sin mediar palabra, empezamos a besarnos. Unos besos profundos, con lengua, mezclados de mordisquillos en los labios, lóbulos de las orejas, cuello, pechos, pezones... era un cariño hermoso y desesperado, que fluía y manaba de nuestros cuerpos con sensualidad y ternura, con unas ganas locas de amar y ser amado. Nos acariciamos, besamos y lamimos, en un común temblor de ilusión por el encuentro... Me sorprendió lo duritos que tenía sus pechos, lo fuertes que eran sus abdominales, lo machote y sensible que era... Geo metió sus manos debajo de mi toalla y me sobó el culito, yo hice lo mismo. Entonces me dijo: Al fin... ¿Cómo te llamas? - su castellano aunque perfecto, tenía un cierto deje de extranjero-. Félix pero me dicen Fel. ¿De dónde eres? Mi padre irlandés, pero mi madre canaria... Llevo prácticamente toda la vida aquí, en Madrid, esperándote... -me dijo con esa pícara sonrisa que no dejaba de besarme profunda y sensualmente-. Anda, que yo te había echado el ojo en el gym, pero te consideraba inalcanzable, siempre rodeado de esa panda de cachillas racistas que miran a todo el que no está musculado por encima del hombro, como si fueras un ser inferior... Uy, yo que te creía un hetero homófogo total... Siempre que calentaba en la barra me mirabas con una cara de desprecio... ¿Desprecio? Si te ponía ojos sensuales... -dije riéndome asombrado- ¡Qué dices! Si ponías cara de serio enfadado... -me dijo empujándome contra la roja colchoneta de la enorme cama que se unía a la pared de espejo del reservado-. Poz ya ves... yo que creía que me ibas a entender así... -dije temblando mientras él me quitaba la toalla y se quitaba la suya y empezaba a frotar su cuerpo encima de él chocando nuestras pollas una contra otra. “¿Sabes cuándo te entiendo yo? Cuando sonríes mientras te amo...” me dijo, dándome la media vuelta y levantándome la cabeza tirándome del pelo, para que le viera frotar su polla, blanca y rosada, contra la raja de mi culito, una y otra vez, como si me estuviera follando. Cada vez que quería bajar la mirada, volvía a tirarme del pelo... Era un coqueto exhibicionista que gozaba de nuestra imagen reflejada... Tenía una polla grande, hermosa, de 16 cms., gorda en la base y fina en la cabeza, que me llegaría a gustar a rabiar, porque me penetraba sin hacerme daño y me llenaba todo, con una presión rica, dura y esponjosa... que me hacía estallar de placer...temblar cuando se corría dentro de mí... Vamos a jugar un poco -me dijo como ordenándomelo- Haz todo lo que yo hago. Y sobre todo, si quieres follar rico conmigo, dime cosas bonitas, muchas cosas bonitas... ¿Cómo qué? -contesté de inmediato. “Que me quieres, que eres el amor de mi vida, etc...” “Es un juego, sólo eso” me dijo sonriendo mientras yo pensaba, muy dentro de mí: “Es que es verdad, George, eres el chico ideal para mí, quiero follarte diciendo que te quiero...” Y se tumbó boca abajo y entonces yo coloqué mi polla en su raja blanca y suave. Él contrajo su culito y era como si realmente le hubiera penetrado... Un mundo de sensaciones placenteras se apoderó de mí... “¿Qué te gusta hacer?” Me preguntó con la voz apagada, mientras nos mirábamos en el espejo, yo encima de su espalda, enmarcado en sus fornidos hombros, como flotando en mi vaiven de mete saca, orgulloso de verme reflejado, tan machito, penetrando a tamaño hombrón. De todo -le dije sin darme cuenta que él podía querer penetrarme-. De inmediato, nos pusimos a hacer el 69, y yo devoraba su mástil que olía a semen, lechada limpia de chico inocente y majo. Él también chupaba mi polla, menor que la suya (13 cms) y gordita de principio a fin (igual de gruesa en la base que en la cabeza). ¿Te parece si tu me la metes primero y yo te la meto después? “Sí, claro, me encantaría”, le contesté, en mi afán por no cargarme la magia. Entonces, sin mediar palabra, me sentó de espaldas a una de las paredes laterales y quedamos los dos, viéndonos de perfil en el espejo, se puso de pie, y mientras yo le lamía las bolas y le chupaba la polla, él se untaba vaselina en el culito, de esas de sobre que te dan a la entrada de la Sauna. Después, arrodillado frente a mí, me la chupó una vez más, me puso el preservativo y cogiéndomela fuertemente, se sentó en mi polla poco a poco, mientras nos besábamos y yo acariciaba su musculado pecho, su grueso y varonil cuello, sus voluminosos hombros. Entró poco a poco, arrodillado sobre mí, envolviéndome con su guapísimo cuerpo y cuando le entró toda mi polla en su culito, empezó fuerte, con ganas, a metérsela y sacársela casi por completo, mientras yo le acariciaba pecho, brazos, hombros, cara, y lo que es mejor, le masajeaba las bolas y le lamía su hermosa polla que de larga que era, él me restregaba en la cara. Geo jadeaba y decía: Ahhh, ahhh... Te gusta?, te gusta mi Fel? “Si, siii, mucho, mucho...” le contestaba entre besos. Mientras él volaba subido en mi polla, haciendo piruetas de amor, como si fuera su barra de gimnasio. Te gusta follarte mi culito, ¿verdad mi machito? Ufff..., si mi George, me gustas mucho... Dime “Geo” (“Yio”). Ahora quiero que me digas cosas bonitas. Dime: “Geo (“Yio”) te quiero, te quiero mucho”, mientras me follas, vale?” Uff.., si mi Geo, te quiero, estás muy bueno, me das mucho placeeer... “Ahhhh, así , así, mi Rey, así me gusta que me folles, con cariño...” me contestó mientras subía y bajaba con fuerza mi gorda y dura pollita, y le veía sudar y perlar sus músculos tensionados, que yo besaba y relamía con placer. Habíamos nacido el uno para el otro, porque mi polla friccionaba justo su punto G, y él de rodillas, frente a mi, con mi polla clavada, gemía y temblaba mientras su pecho y su polla me embadurnaban de sudores y líquido pre seminal y su culo durito, lampiño y suave, me hacía sentirme tan feliz... “Ese es mi hombrecitoooo, ahhh, ahhh”, dijo emocionado mientras después de besarme profundamente, me encasquetó su polla en la boca y ¡me la hizo chupar sin dejar de meterse y sacarse la mia! A mi me asustaba pensar, que me fuera a tragar toda su leche sin ni siquiera conocerlo, pero de repente, suspiró, se tensionó todo, se salió y se puso en cuatro patas, nuevamente de perfil al espejo, y con un simple gesto, me indicó que le diera por detrás. Yo estaba que iba a estallar, y me presioné con la mano la cabeza del pene un poco, para quitarme excitación, mientras le lamía el culito en posición de perro y él me rogaba: Métemela mi Fel, métemela... A la primera embestida, se la metí todo lo profundo que pude, mientras él jadeaba de contento... Nuestros cuerpos, se acoplaron perfectamente a la nueva pose y yo veía en el espejo como mi pene entraba y salía de su culito blanco y suave, una y otra vez... A mí ya me empezó a gustar el juego del espejo, lo encontraba muy excitante, por lo guapos que se nos veía juntos sudados, jadeando de contento. “Ahhhh, ahhhh, así, ahhh...” me repetía mientras mis huevos sonaban contra sus nalgas una y otra vez: ploc, ploc, ploc... 9 Y mi polla se veía salir y entrar, salir y entrar, en esa increíble imagen que me regalaba el espejo, ese sueño de placer, de mi Geo recibiéndome en su culo, abierto, despatarrado, diciéndome que era su machito, su torito español... Cuando estaba a punto de correrme, él se dio cuenta y se salió, para ponerse boca arriba, con las piernas flexionadas en mis hombros... Y yo vuelta a presionar la cabeza de mi pene para no correrme... Me hubiera gustado alargar tanto placer mucho, mucho más, cómo disfrutaba viendo lo mucho que también le estaba gustando a él... Le volví a penetrar por tercera vez, esta vez con sus piernas en mis hombros, mientras él me besaba y acariciaba sumiso y entregado, gimiendo y halagándome todo el tiempo... “Así, mi machito, que potente estás, que fuerte me follas mi hombre...” Y yo le metía mi estaca en su culo con fuerza, sin apoyar las rodillas, todo el tiempo con el cuerpo en el aire, para que sonara con fuerza los empujones, cada vez que se la clavara... De repente me detuvo con sus piernas atenazándome por detrás y besándome locamente por todas partes me dijo: “Dime que soy tu putita, tu zorrita particular, tu putita, solo para ti...” Y liberándome de sus tenazas, me puse de nuevo en acción. “Toma zorra, toma putita, toma toda mi leche” decía mientras le seguía clavando mi polla, más dura que nunca, a punto de reventar, y él continuaba gimiendo, “ohhh, ahhh, ohhh, si, si, soy como una puta, pero solo para ti mi campeón...”. Cuando me fui a correr, me salí y le esparcí mi semen por cuello y pecho, mientras él se apresuró a poner la cara para recibir mi lefa... “Menuda vía láctea”, me dijo riendo mientras con su lengua, recibía las últimas gotas de mi lechada, y mirándome fijamente, se las tragaba. Cuando paré de echarlo todo, me escurrió la polla con una mano y se la metió en la boca y la chupó, suavemente, relamiéndome la cabeza con la legua, y besándome los huevos, una y otra vez, como si fuera un masaje suave, una caricia global a todo mi sexo, un gesto de amor... mientras, yo de pie, frente a él, le contemplaba sumiso adorarme de rodillas... ¡Fue fantástico!, eres genial Geo, -le dije abrazándole según él se levantaba y se ponía de pie frente a mí- Nunca lo había hecho así de bien, estás riquísimo... “Uy, y lo que nos queda” me respondió sonriéndose... y colocando su pollón en mi culete, me hizo ponerme como inclinado, mirando a la pared contraria, mientras simulaba penetrarme hondamente, una, dos, tres veces. Con su mano en mi pecho, me volvió a poner erguido frente al espejo y él se puso detrás. Nos estábamos pringando con mi leche pero a él parecía agradarle. Al ser un poco más grande que yo, y abrazarme, se nos veía en el espejo a los dos, muy guapos. Me empezó a comer la oreja derecha mientras sus brazos dibujaban sus músculos sobre mi pecho de niño, y su pollón latía fuerte encasquetado en la raja de mi culete.“Te invito a una duchita juntos, y una copa para que te recuperes. Porque ahora guapo, después de que descanses, te tienes que empalmar de nuevo, porque te voy a follar yo”... Medio asustado, giré, le miré a los ojos fijamente, y le sonreí y besé, con todo el amor que podía. Apoyé mi cabeza y mis manos en su pecho musculado y nos vimos, juntos, como dos enamorados, reflejados de cuerpo entero en el gran espejo. Acariciándolo en la bajada, me fui arrodillando hasta su polla y le lamí los huevos y me la metí, la metí casi toda en mi boca, mientras Geo me cogía la cabeza con las manos y simulaba follarme la garganta suave y profundamente. A cada estacazo de su miembro, yo lo tenía más claro. Había llegado mi hora, la hora de que me penetraran el culo, de entregarme por amor, a un macho por completo...

sábado, 30 de abril de 2011

EL VECINO DE ARRIBA

Hace 6 meses me mude al piso donde vivo y a los pocos días me fijé en el vecino que vive justo encima mío, más o menos debe tener mi edad, alrededor de los 30, aunque casi nunca coincidimos en la escalera, o al menos, mucho menos de lo que a mí me gustaría. Desde hace unos días, en el techo del baño ha aparecido una mancha y ayer vi con toda seguridad que se trataba de humedad que venía de su piso, estaba mojado, de repente se encendió una luz en mi mente, ya tengo excusa para subir a su casa.

 Dibujo Agarré el pantalón corto, una camiseta y subí a su piso, llamé al timbre y al poco rato apareció desnudo con tan sólo un albornoz, aun tenía el cuerpo mojado, acababa de salir de la ducha, por un momento me quede sin decir nada mientras observaba su cuerpo, llevaba un albornoz cortito y sin ajustar demasiado, me pareció notar que recorría mi cuerpo con sus ojos, le explique que en mi baño el techo estaba mojado y debía ser por alguna fuga de agua procedente de su ducha, me hizo pasar y fuimos hasta el baño, vimos que el desagüe de la ducha coincidía con el lugar de la mancha, se agachó un momento para recoger la toalla del suelo y al levantarse se le abrió el albornoz, al momento vi una polla enorme, con un piercing en el capullo y empalmada, tenía el sexo rasurado.

Fui tan poco discreto, quizás lo hice adrede, que se percató al instante de mi mirada y se tapó enseguida, pero mi polla también había empezado a ponerse dura y se marcaba en el pantalón corto que llevaba puesto, iba sin slips, hubo unos instantes de silencio, pero los dos sabíamos lo que nos apetecía en aquellos momentos, sin decir nada, se fue hacia el dormitorio, le seguí, una vez estuvo dentro se dio media vuelta y me beso, tenía el albornoz abierto, su polla sobresalía y se clavaba en la mía.

Seguíamos besándonos mientras él me quitaba la camiseta y su albornoz caía al suelo, se sentó en la cama delante de mí, me quito el pantalón y empezó a comerme la polla y los huevos, cuando me la había puesto bien dura, le eché atrás para tumbarlo en la cama, me senté poniendo el culo justo encima de su polla mientras le mordía los pezones erectos, oía sus suspiros y el palpitar de su polla en mi vientre, moví el culo hasta que su polla se apoyo en mi ano, lentamente fue entrando hasta quedar mis nalgas apoyadas en sus piernas, era enorme y la sentía dentro de mi cuerpo, me dolía y aun la quería más adentro, mi cuerpo se movía arriba y abajo, parecía que mi ano tenía que reventar y me moría de placer, sus manos acariciaban mi pecho, los dedos pellizcaban mis pezones, empezó a moverse con más fuerza hasta que se corrió, pero su excitación cada vez era mayor, quería seguir disfrutando conmigo.Dibujo1Me pidió que me diera la vuelta encima suyo de forma que se la chupara y el pudiera comerme el culo, después de haberme estado follando, mi ano estaba muy abierto, su lengua entraba dentro con mucha facilidad, me lamía por dentro y su semen iba goteando en su boca, sintiendo su lengua en mi ano y con su polla en mi boca con el sabor de su semen, ya no pude aguantar más, le puse la polla dentro de su boca y vacié toda la leche en su interior. Nos quedamos un rato tumbados en la cama sin decir nada, habíamos disfrutado muchísimo con nuestros cuerpos, hasta hacia tan solo una hora no éramos más que unos vecinos que apenas se conocían, a partir de aquel día se repitieron con bastante asiduidad las visitas a su piso, en otro momento os contaré lo que pasó unos días más tarde en la cocina.

domingo, 24 de abril de 2011

El ciclista recién depilado

1 Un sábado de este verano quedé con un ciclista llamado Luis. Llevaba unos días hablando con él, pero nunca encontrábamos un hueco para vernos.

Finalmente, viernes por la noche pasamos un rato hablando por Messenger y decidimos quedar para tomar algo a las 11 de la mañana en un bar cerca de su casa.

Yo tenía que coger coche para llegar a la cita y pillé un camino donde hacían obras y llegué 30 minutos tarde, así que tuve que acompañarle a la depilatoria donde tenía hora.

Entré en la sala de espera con él y le atendieron enseguida. Era una mujer sola que se veía que no tenía muchos clientes, así que pedí entrar en la sala donde iban a depilarle.

Observé cómo se quitaba los vaqueros, los cuales le marcaban un paquete increíble. Debajo llevaba puestos unos boxers azul marinos ajuntados y vi que tenía la polla posicionada hacia la derecha… Dios, que ganas de agarrarla.

A los 2 minutos la mujer tuvo que ir a recepción para contestar el teléfono. Así que quedé solo a su lado. Hice la broma de subirle la camiseta para mirarle el abdomen y tenía muy poco vello. Él riendo se bajo los boxers para enseñarme la polla y luego cuando soltó el elástico, su polla quedo medio afuera… asomándose.  Me excité un montón y él lo notó ya que tuve que ajustarme los pantalones porque se me empinó y me apretaba. Él me agarró el paquete y me lo empezó a masajear. 2La mujer seguía hablando por teléfono así que le bajé los boxers y se la empecé a chupar. Él seguía masajeándomela y quise desnudarme allí mismo para que me la pudiera chupar y comerme el culo. Me puse de pie y le pajeaba con una mano y con la otra le tocaba el cuerpo. Saqué su polla y sus huevos a un lado de los boxers y le lamí los huevos y se los chupaba mientras le seguía masturbando. En ese momento él me tocaba el culo y yo notaba como mi polla necesitaba ser liberada de mis calzoncillos para que él pudiera saboreármela.

3 Escuché como la mujer colgaba el teléfono, así que le coloque los boxers y me volví a sentar. Ella entró y pudo observar que Luis tenía la polla empinada, me miró con cara rara y no pude no reír. Ella acabó su trabajo… de depiladora y yo salí afuera mientras él pagaba.

Cuando Luis salió, me cogió de un brazo y me llevó hasta la entrada de unos apartamentos y me empujó contra la pared y me empezó a besar. Apretaba su cuerpo contra el mío y yo le cogía el culo con fuerza. Su polla dura se apretaba contra la mía. Me abrió la cremallera y me la sacó… Se la metió entera en la boca y sentí una excitación increíble al pensar que alguien podría pillarnos. Me mordía suavemente la polla dándome una sensación de dolor y placer a la vez. Dentro y fuera, mi polla desaparecía en su boca.

Se levantó, se la sacó y se pajeó. Me dio media vuelta y me quitó los pantalones. Me puse de rodillas y me comió el culo. Su lengua salvaje me mojaba entero y sentía saliva correr por mis huevos. Me pajeaba y me metía su lengua en el culo y luego la sacaba, luego volvía a meterla y así sucesivamente. Con dos dedos mojados de su boca, empezó a prepararme para lo que iba a venir. Su polla gorda y dura

En un momento se paró y sabía lo que me esperaba. Menos mal que se la lubricó escupiéndose en la mano y pasándosela por su polla. Los segundos entre sentir su lengua y luego sentir su verga se hicieron interminables. Quise gozar enseguida de ella y sentir sus cojones pegar con fuerza contra mi trasero. Me folló con rapidez, entraba y salía de mi culo con facilidad. Estoy acostumbrado a recibir por detrás y se notaba que él acostumbraba a dar. 

Me pasaba la mano por mi pelo y me mordía la espalda.

Cambiamos de postura y me senté encima de él. Él me lamía los pezones, en uno de ellos llevaba piercing y con la lengua jugaba con él. 

Iba dando saltos encima de él y notaba como me apretaba. Fregando mi polla por su abdomen mientras tenía su polla en mi culo era increíble. Luis gemía con placer y vi en su cara que le faltaba poco para correrse. Yo subía y bajaba con más rapidez y apretaba mi polla contra él. Sentí como se corría en mi culo. Tensaba su culo contra el suelo para metérmela más a fondo. Tres disparos de riquísimo semen dentro de mí. Quise gritar mientras yo me corría encima de nosotros. Me incliné un poco hacia atrás y parte de mi corrida se disparó sobre su cuello. 

Me bajé de la postura y me tumbé sobre unas publicidades del suelo. Me lamió el semen de mi pecho, yo le limpié con mis calzoncillos que habían quedado tirados en el suelo. Los metí en el buzón de un apartamento y nos fuimos a tomar algo refrescante.

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